Hace unas semanas, en una de esas reuiniones en donde las copas de buen vino y los amigos de amigos coinciden, surgió el debate sobre el psicoanálisis y su efectividad para solucionar los problemas por los cuales uno decide sentarse en el diván. T (hombre casado, 2 hijos y con un crush idílico con una muchacha 20 años menor) era de los que defendian la teoria de que analizarse no sirve de mucho. Para graficar su argumento sentenció: "mirá para mi hacer terapia es como esto: supongamos que te cagás encima y todo eso te genera un problema porque -obvio- a quién le gusta estar todo cagado y/o usando pañales a los 30 años; entonces vos con la terapia lo que vas a conseguir es que igual te sigas cagando, que igual sigas oliendo a mierda y usando pañales a los 30 pero te vas a cagar de risa y todo te va a chupar un huevo". Obviamente, esto enervó a uno de los participantes que se analizaba hace 10 años y generó un debate del cual decidí que no iba a formar parte. En gran medida porque, a pesar de que estaba dentro del bando de los que una vez por semana se sientan frente a una persona a contarle todas sus miserias por 40 minutos, yo era un novato en esto del psicoanalisis (lo hago desde enero, probablemente por eso posteo menos tb) y no estaba como para ponerme a levantar las banderas freudianas-lacanianas. Y -para ser sincero- porque aquello que T decía podría haber salido de mi boca apenas unos meses antes.

En mi última sesión (la nro 21 en caso de que se lo pregunten) la psico me dijo: "mira, las cosas son así, lo que tenemos que lograr es que vos puedas convivir con esto y puedas empezar a disfrutarlo".
Mmmno..., no creo ser del tipo de persona que se pueda reir y estar cagado al mismo tiempo.